¿Hay relación entre el estrés y la adicción?

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Estrés como disparador de la depresión y recaída

Si bien el estrés es una reacción fisiológica natural del cuerpo frente a situaciones desafiantes o amenazantes, cuando este se vuelve crónico o abrumador, puede tener un impacto negativo en la salud mental de quien lo experimenta.

Y si nos movemos al terreno de las personas adictas a sustancias psicoactivas, el estrés puede ser un factor desencadenante para la depresión y, al mismo tiempo, aumentar las probabilidades de una recaída, en casos de pacientes que hayan finalizado su tratamiento en un centro de adicciones.

El vínculo entre el estrés, la depresión y la adicción

El estrés crónico puede desencadenar o exacerbar la depresión en personas adictas. El abuso de sustancias, a menudo, se utiliza como una forma de escapar problemas psicológicos y/o emocionales. Sin embargo, esta conducta puede empeorar los síntomas de esta y, a su vez, aumentar el estrés.

¿Cómo ayudar a un familiar adicto frente al estrés y la depresión?

Si tienes un familiar o conocido que está luchando con la adicción, es importante que comprendas cómo las situaciones estresantes pueden influir en su salud mental y en su proceso de recuperación. A continuación, algunos consejos para ayudar a tu ser querido adicto:

  • Escucha activa: asegúrate de estar disponible para escucharle cuando necesite desahogarse. Permitirle expresar sus sentimientos y preocupaciones es vital para desarrollar una comunicación asertiva.
  • Promueve el autocuidado: anima a tu ser querido a cuidar de sí mismo. Esto incluye fomentar una dieta saludable, el ejercicio regular y el descanso adecuado. Estas prácticas pueden ayudar a mejorar su estado anímico.
  • Fomenta la búsqueda de apoyo profesional: recuerda que la depresión y el estrés son problemas serios que requieren atención médica profesional. Anima a tu familiar adicto a buscar ayuda de terapeutas o médicos especializados en adicciones y salud mental.
  • Evita juzgar o culpar: es importante recordar que la adicción y la depresión son enfermedades complejas que no se pueden resolver simplemente con «fuerza de voluntad». Evita el juicio y el señalamiento, y, en su lugar, brinda apoyo y comprensión.
  • Fomenta actividades recreativas: invita a tu ser querido a participar en actividades recreativas y hobbies, ya que estas pueden ayudar a reducir el estrés. Esto puede incluir la práctica de deportes, arte, música o cualquier otra actividad que sea de su agrado.

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    ¿Qué es el estrés emocional?

    El estrés emocional se refiere a las reacciones de nuestro cuerpo y mente ante situaciones que percibimos como amenazantes. Estas situaciones pueden estar relacionadas con nuestras relaciones interpersonales, el trabajo, la salud o cualquier otra área de nuestra vida. El estrés emocional puede generar una variedad de emociones negativas, como ansiedad, tristeza, ira y/o frustración.

    Esta emoción puede llegar a tener un impacto significativo en las personas que luchan contra las adicciones. Y es que, cuando nos enfrentamos a situaciones estresantes, es común que busquemos mecanismos de afrontamiento para lidiar con esos momentos difíciles. Para algunas personas, las adicciones pueden convertirse en una «vía de escape» y alivio temporal frente a escenarios adversos.

    ¿Cómo hacer frente a situaciones estresantes?

    El primer paso, consiste en identificar los desencadenantes o situaciones que nos generan angustia. Si bien cada caso puede variar, algunos factores comunes incluyen problemas familiares, laborales, financieros y/o de salud. Reconocer estos detonantes nos ayuda a encontrar maneras sanas de afrontarlos.

    Estrategias de afrontamiento saludables

    A continuación, te presentamos algunas estrategias efectivas para hacer frente al estrés:

    • Practicar técnicas de relajación: la meditación, el yoga, el mindfulness y otras técnicas de relajación, pueden ayudarnos a reducir la llamada «hormona del estrés». Dedicar tiempo cada día a estas técnicas proporcionarán una mejoría a nivel de bienestar emocional.
    • Realizar ejercicio físico regularmente: el ejercicio es una excelente manera de liberar tensiones acumuladas y mejorar la salud en general. Por tanto, es recomendable encontrar una actividad que nos guste, ya sea caminar, correr, nadar o practicar deportes, y hacerla de forma regular.
    • Mantener hábitos saludables: establecer una rutina diaria puede ayudarnos a mejorar nuestra sensación de control, lo cual contribuye a disminuir el estrés. Tener suficiente descanso, seguir una alimentación equilibrada y dedicar tiempo para actividades placenteras y de autocuidado, son algunos de los hábitos a considerar adquirir.
    • Buscar apoyo social: exteriorizar preocupaciones con familiares y amigos, y unirse a grupos de apoyo para compartir experiencias con personas que están pasando por situaciones similares, puede ser terapéutico.
    • Establecer límites y prioridades: a veces, el estrés proviene de tener demasiadas responsabilidades o de no saber decir «no». Aprender a establecer límites saludables y prioridades, delegando tareas cuando sea necesario, es un gran paso de cara a una vida más placentera.

    ¿Cuál es la diferencia entre estrés y depresión?

    Como hemos mencionado, el estrés es esa respuesta física y emocional que experimentamos cuando nos enfrentamos a situaciones que se escapan de nuestro control. La depresión, por otro lado, es un trastorno del estado de ánimo permanente. Se caracteriza por una sensación abrumadora de tristeza, desesperanza, abatimiento y falta de interés en las actividades cotidianas.

    La depresión puede afectar la forma en que una persona piensa, se siente y se comporta, así como interferir significativamente en su rutina. Algunos síntomas de la depresión incluyen tristeza persistente, falta de energía, cambios en los hábitos alimenticios y de sueño, sentimientos de culpa e infelicidad.

    Diferencias clave a tener en cuenta

    Aunque el estrés y la depresión pueden compartir algunos síntomas similares, hay diferencias clave que los distinguen:

    • Duración y persistencia: el estrés es generalmente temporal y desaparece una vez que la situación estresante se resuelve. Por otro lado, la depresión es un trastorno más prolongado, y los síntomas pueden persistir durante semanas, meses o, incluso, años.
    • Causas subyacentes: el estrés está relacionado con eventos o situaciones específicas que percibimos como amenazantes. La depresión, por otro lado, puede tener múltiples causas, que pueden incluir factores genéticos, químicos y/o ambientales.
    • Niveles de funcionamiento: el estrés tiende a afectar temporalmente nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad para lidiar con las exigencias del entorno. Sin embargo, generalmente no interfiere sobremanera con nuestras actividades diarias. La depresión, por otro lado, puede afectar seriamente nuestra funcionalidad, dificultando nuestra capacidad para funcionar en el ámbito laboral, en las relaciones interpersonales y en otras áreas importantes de la vida.

    En definitiva, el estrés y la adicción están interrelacionados, ya que el estrés crónico puede aumentar el riesgo de desarrollar conductas adictivas. Por ello, acudir a terapia es esencial en la prevención y tratamiento de la adicción.

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