La Adolescencia, las drogas y el sexo
En nuestra sociedad se considera que existe una relación estrecha entre adolescencia y sexualidad, en ocasiones, se piensa que un adolescente utiliza las drogas como una forma de estimulación sexual cuando posiblemente suceda todo lo contrario.
Iniciemos por comprender que la sexualidad es un fenómeno ligado a las emociones, a las interrelaciones y a las influencias sociales que, de alguna manera, marca la vida del adolescente durante su desarrollo. Por otra parte, el ser humano ha buscado y experimentado el uso de sustancias que “acrecienten el placer sexual” como ciertos crustáceos, alimentos exóticos, plantas y por supuesto las drogas.
Sin embargo, en estudios que se han hecho acerca del uso de drogas, estas en lugar de tener un efecto positivo, como se piensa o cree, producen un efecto negativo que va desde la misma relación hasta las manifestaciones y comportamientos sexuales.
El adolescente busca el efecto inmediato que se puede reflejar en desinhibición y euforia, que sus sensaciones se vean aumentadas o estimuladas, sin embargo, ninguna de estas sensaciones aumenta el deseo sexual ya que para que esto suceda debe de haber una concentración de hormonas como la progesterona, la testosterona junto con las feromonas en el organismo y, si se abusa de estas hormonas, el efecto será que producen disfunciones tanto en el hombre como en la mujer.
El uso de drogas puede influir de diferentes formas en la actividad sexual, afectando el deseo, la excitación y el orgasmo. Sin embargo, hay que aclarar que el efecto claro está al interior de la mente de la persona consumidora por lo que su deseo sexual se ve alterado teniendo una actuación como “afrodisiaco”. Sin embargo, el hecho de que la droga aumente el deseo sexual no implica ni significa que tendrá una mejor actuación sexual o placentera ya que la falta de excitación produce en el hombre impotencia y en la mujer afecta los mecanismos de excitación.
Es importante recalcar que la excitación sexual es necesaria para que se pueda producir un orgasmo, por lo que la falta de ésta interferirá sin duda alguna en la respuesta sexual normal de ambos. Las drogas interfieren en los nervios adrenérgicos, que son los responsables del orgasmo, y liberan algo similar a la adrenalina, por consiguiente se bloquean los nervios afectando la capacidad orgásmica del consumidor.
En el caso de las mujeres se presentan también alteraciones de los ciclos menstruales, problemas y trastornos de ovulación, disminución del deseo sexual, anorgasmia, falta de lubricación, bloqueo a la respuesta sexual, disfunción e infertilidad.
En el hombre disminución de hormonas, de la producción espermática, disfunción eréctil y del deseo, impotencia, aumento en el tamaño de la próstata, eyaculación tardía y disfunción. Como podemos observar, las drogas no ayudan a las relaciones sexuales, sino todo lo contrario, ya que generan trastornos generales y disfuncionales que pueden volverse permanentes.
La falta de información y desconocimiento se convierten en algo muy peligroso que puede provocar daños irreversibles, y aún más, si esto se da en etapas precoces como la infancia o la adolescencia, por ello, se hace necesario que los adolescentes adquieran una educación sobre el uso de drogas y sexo, y que esta recaiga principalmente en los padres y maestros, sin que esté mediatizada por inhibiciones y tensiones, esto ayudará a que los adolescentes cuenten con herramientas para enfrentar este problema de sexo y drogas.
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Mtro. Adrián Alberto Pérez Méndez
Terapeuta de Clínica SER
Maestría en Psicología Clínica Infanto – Juvenil
Ced. Prof. 11929943
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