“El conflicto familiar, el clima familiar negativo y el estrés”
Algunos de los factores recurrentes que pueden incrementar el consumo de sustancias adictivas en los hijos, son los conflictos familiares, los diferentes estilos de educación, el estrés generado al interior de la familia, las psicopatologías, la negligencia y la permisibilidad.
Al centro de la familia se pueden gestar conflictos que llegan a ser excesivos como son los abusos de tipo verbal, físico o sexual; las pobres relaciones existentes entre padres e hijos, la desorganización al interior, la falta de límites, la falta de un adecuado manejo del estrés familiar, se convierten en una secuela del abuso de sustancias en el adolescente.
La existencia de un hijo o padre con una adicción, dejan ver un ambiente y clima familiar deteriorados, o con alteraciones en el funcionamiento familiar, resaltando la baja calidad afectiva y las relaciones disfuncionales y, por lo tanto, un clima negativo.
Los factores de protección, como la cohesión familiar, se convierten entonces en factores de riesgo a través de los conflictos de la familia, son elementos detonantes que pueden predecir la probabilidad de que alguno de los hijos o la propia pareja se inicien en el consumo de las drogas en forma temprana.
Por otra parte, los estilos educativos también se pueden convertir en factores de riesgo fácilmente identificados para el consumo de drogas. Las formas inadecuadas como la falta de reglas, normas o límites claros, la sobreprotección, la permisibilidad o el exceso de rigidez, la falta de reconocimiento a logros obtenidos.
Por su parte, la comunicación juega un papel importante es este rubro, ya que la mala comunicación o falta de ésta sumada a un clima conflictivo o a un alto nivel de crítica o mensajes ambiguos y de desarrollo neurótico (un mensaje acompaña de un segundo que contradice al primero como, por ejemplo: te quiero, pero no me digas nada, ve, pero no estoy de acuerdo. Generan reacciones neuróticas en los miembros de la familia, convirtiéndose en detonantes de consumo.
Por lo tanto, la relación familia, su estructura y funcionamiento y la adicción, conllevan una estrecha relación e incluso en la severidad de la adicción, debido a la percepción negativa que tiene el familiar adicto de su familia e incluso de su relación parental.
Si a esto agregamos el sobreproteccionismo, el constante salvamiento o rescate del familiar en adicción, el desconocimiento de lo que implica o significa una adicción, así como la ineficacia del manejo de las conductas adictivas, la falta de afrontamiento en las diferentes etapas de la adicción, generan una problemática mayor que implica la parte afectiva y que convierte a los familiares del adicto en codependientes.
Entendiendo la codependencia comoo el mantenimiento de una relación de dependencia afectiva hacia una persona que es controlada a su vez por un objeto de dependencia , contribuyendo al mantenimiento de la conducta de consumo y de otros comportamientos neuróticos, por estar centrados en el otro, preocupados por sus problemas descuidando los propios objetivos, intereses y preocupaciones, en su incapacidad para reconocer o expresar los sentimientos y emociones y su necesidad auto negligente de ayudar.
De esta manera podemos notar que el comportamiento del consumidor es controlado por el comportamiento de la persona codependiente, ya que la atención de parte de otro afectivamente significativa se convierte en una ganancia secundaria que mantiene el consumo.
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Mtro. Psic. Adrián Alberto Pérez Méndez
Psicoterapeuta Clínica SER