Un iceberg no es lo que parece
Para explicar este tema, me gusta iniciar con algo básico: existe una película de romance y aventura mundialmente conocida, que todos hemos visto alguna vez en la vida. Su nombre es «Titanic» y fue estrenada, originalmente, a finales del año 1997.
A partir de los sucesos ocurridos en dicha producción, podemos preguntarnos: ¿Cuál fue la causa del hundimiento de este famoso barco? La respuesta más sensata, es que fue provocado por un choque contra un «iceberg».
No obstante, de acuerdo a los acontecimientos de la película, dicha masa de hielo fue vista con la suficiente distancia e, inmediatamente, se dio la instrucción al primer oficial a bordo del Titanic para proceder a realizar las maniobras necesarias para esquivarla.
Pero, si analizamos a profundidad esta escena, vemos que el barco sí logró esquivar la «punta del iceberg». Sin embargo, no se percataron que, debajo del océano, un iceberg se extiende en diversas dimensiones: puede ser más ancho, más grueso o más grande que la simple punta.
Y justo esa fue la parte que no alcanzaron a ver, la cual fue responsable directa del hundimiento del barco, debido a los daños estructurales ocasionados por el fuerte impacto tras chocar contra el témpano por su costado derecho.
Más allá de la punta del iceberg: abordando la adicción
A modo de reflexión, es importante saber que, como seres humanos, alcanzamos a ver nuestras vidas y todo lo que ha ocurrido con nosotros a «simple vista», y no nos permitimos tocar aspectos que ocultamos y evadimos por temor a revivir lo que sentimos, es decir, somos un «iceberg», pero no somos lo que aparentamos ser ante la sociedad.
Ahora bien, si aplicamos esta simple idea a la vida cotidiana y, de forma resumida, como se mencionaba anteriormente, es evidente que solo atendemos aquello que percibimos a simple vista, que sería, metafóricamente, la «punta del iceberg».
En otras palabras, esto incluye, pero no se limita a: lo que soy, lo que hago, la manera en la que me muevo y percibo mi mundo, cómo me relaciono con los demás, lo que creo que está bien o mal, el comportamiento que tengo y la forma de actuar, entre otros.
No obstante, debemos comprender que esa «punta» en nuestras vidas es algo superficial. Es un 20% de lo que realmente somos, entonces, ¿Qué pasa con todo lo demás que se oculta «debajo del agua»?
Evidentemente, eso constituye el 80% restante. Es nuestra parte inconsciente, es todo aquello que pasa inadvertido o lo que evitamos para no sentir dolor.
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Un paciente adicto, o cualquier otro individuo, tiene su propio «iceberg de las drogas» y es ahí donde surgen esos trastornos mentales con componentes depresivos donde guardan resentimientos, culpas y malestar. Además, se reprimen emociones como la tristeza, el enojo y el miedo, para aparentar una normalidad inexistente.
En esas profundidades, se encuentran ciertas cuestiones de vida que no nos atrevemos a externar, constituyendo en la necesidad de no hablarlo, no permitirnos sentir ni confiar en otros.
Revelando el iceberg personal: un camino hacia la sanación
Al explicar este tema, se les invita a todos nuestros pacientes de Clínica SER a tomar un respiro hondo y sumergirse en esas profundidades, para analizar el tamaño de su «iceberg» y detectar todo aquello que duele o afecta y que han ocultado por muchos años.
De esta manera, les animamos a llevar estos problemas a la superficie y trabajarlos de manera terapéutica para sanar y, en última instancia, encontrar una vida con propósito. Además, se les fomenta el permitirse tocar esas fibras nerviosas de su interior, para evitar anestesiar el dolor con la sustancia que solían consumir.
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Psicól. Cristhel Amairani Segovia Rivera
Especialista en Adicciones
Cédula Profesional 8293913
